domingo, 6 de enero de 2013


Cuando nos sentimos vacíos, intentamos llenarnos con rellenos temporales como la comida, las drogas, el sexo o las compras. 
¡O intentamos escapar a otro lugar por completo! 
¿Vacío en un matrimonio? Buscamos otro esposo/a. ¿Problemas en un empleo? Encontramos otro.

Pero como sabemos, nuestros problemas nos siguen de un consorte al otro y de un trabajo al otro.
Existe sólo una forma de remover el vacío y esa forma es: Cambiando nosotros mismos.

Cuando somos confrontados con el vacío o con un problema, es el momento de comenzar a preguntarnos las interrogantes como: ¿Qué no he estado dispuesto a hacer para crear la vida que quiero vivir? ¿Dónde soy culpable en esta situación? ¿Qué podría estar haciendo diferente?

El vacío es un obsequio del universo diciéndonos: 
“¡Despierta! 
Estás en un camino hacia la destrucción. 
No estás haciendo el trabajo de cambiarte a ti mismo”.

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