lunes, 28 de enero de 2013


Un maestro quería enseñarles una lección especial a sus alumnos, y para ello les dio la oportunidad de escoger entre tres exámenes: uno de cincuenta preguntas, uno de cuarenta y uno de treinta.

A los que escogieron el de treinta les puso una “C”, sin importar que hubieran contestado correctamente todas las preguntas.
A los que escogieron el de cuarenta les puso una “B”, aun cuando más de la mitad de las respuestas estuviera mal. Y a los que escogieron el de cincuenta les puso una “A”, aunque se hubieran equivocado en casi todas.

Como los estudiantes no entendían nada, el maestro les explicó:
“Queridos alumnos: permítanme decirles que yo no estaba examinando sus conocimientos, sino su voluntad de apuntar a lo alto”.
En ocasiones, ni siquiera lo intentamos por creer que nunca podremos, por nuestra falta de confianza…

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