domingo, 13 de enero de 2013

No puedo dejar de reflexionar en la necedad en que vive el hombre de hoy, ante esto debo decir :¡bendita sea la ignorancia ante nuestra necedad!
La ignorancia tiene mucho de inocencia y es humilde mientras que la necedad es la hermana de la presunción, y se infla con los aires del orgullo.
La ignorancia tiene remedio pero la necedad es incurable. La cantidad de necios en estos tiempos está haciendo temblar la tierra y son como las hierbas parásitas. No tiene raíces en el alma. Llegan a veces a las alturas del hoy para precipitarse en los precipicios del mañana.
El que vive en el centro del equilibrio no puede despreciar a los parásitos de su periferia, aunque a veces lo hacen temblar.
Y cuando desde ese centro quiere hablar nadie lo oirá… grande es la distancia.
El rayo del centro produce la ceguera en los ojos del necio y aumenta su oscuridad, porque la luz para los ojos enfermos es una maldición.
La necedad es el suicidio paulatino y las palabras del necio son como espadas suspendidas sobre su cabeza.
Todo defectuoso busca la liberación menos el necio, quien igual que el cerdo vive contento en sus inmundicias.
Todo hombre tiene sed de estrellas, más el escarabajo del necio rueda con alegría, en el estiércol.
Aquellos son prisioneros que nunca sueñan con la libertad porque sus almas carecen de aspiración. Toda enfermedad tiene una causa circunstancial, pero la necedad es la causa de todas las enfermedades… porque si.
El deseo elevado es el acíbar en la boca del necio. Cuantas veces ustedes han echado el anzuelo con el cebo de la esperanza y caridad. Mas el olfato de aquellos repudia la fragancia de la buena fe.
Dios les dio de todo para su remedio, pero su necedad será siempre su mayor castigo.
En este estado; el ciego advierte y no ve… el necio ve y no cree… el fanático no sabe y no siente…
porque: el ver, el creer, el sabe y el sentir son elementos de la iluminación del hombre que vive en la verdad… ver claro es tener conciencia.
Creer firmemente es tener sabiduría, saber  es vivir en la verdad, y el hombre que vive en la verdad siente en la vida, dicha, alegría, el respeto y la generosidad…

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