lunes, 16 de septiembre de 2013

¿Se rompió algo en tu vida?

❥Meditando en el Camino❥...............

¿Se rompió algo en tu vida?

Una vez iba un hombre en su auto por una larga y muy solitaria carretera cuando de pronto su auto comenzó a detenerse hasta quedar estático.

El hombre bajó, revisó el carro, trató de averiguar qué era lo que tenía. Pensaba que pronto podría encontrar el desperfecto, pues hacía muchos años que lo conducía. Sin embargo, después de mucho tiempo se dio cuenta de que no encontraba la falla del motor.

En ese momento apareció otro auto, del cual bajó un señor a ofrecerle ayuda. El dueño del primer auto le dijo: “Mira, este es mi auto de toda la vida, lo conozco como la palma de mi mano. No creo que tú sin ser el dueño puedas o sepas hacer algo”.

El otro hombre insistió con una sonrisa, hasta que finalmente el primer hombre dijo: “Está bien, haz el intento, pero no creo que puedas, pues este es mi auto”.

El segundo hombre se puso manos a la obra y en pocos minutos encontró el daño que tenía el auto y lo pudo arrancar.

El primer hombre quedó atónito y preguntó: “¿Cómo pudiste arreglar el fallo si es MI auto?”

El segundo hombre contestó: “Verás, mi nombre es Felix Wankel. Yo inventé el motor rotativo que usa tu auto”.

Muchas veces, como el primer hombre, queremos solucionarlo todo por nuestra cuenta, creemos que porque es nuestra familia, nuestra casa, nuestra deuda, nuestro trabajo, nuestros hijos, nuestros corazones, etc. nosotros podremos reparar y solucionar todos los problemas que se presenten y olvidamos que es Dios quien nos creó, que fue Él quien nos bendijo con esa familia ó ese trabajo. Creemos que nosotros podemos hacer un mejor trabajo que Él.

Pero lo cierto es que por más que luchemos y nos esforcemos en solucionar un problema, nadie lo hará mejor que Dios, porque Él nos conoce mejor de lo que nosotros mismos podremos conocernos un día y el nos ama infinitamente y sabe qué es lo mejor para cada uno de nosotros.

Permite que Dios pueda sanar tu corazón, restaurar tu familia, hacerte soñar de nuevo, entrégale la vida de tus hijos, tu matrimonio y permítele que repare todo lo que está dañado.

Recuerda que la misericordia de Dios es para siempre y que Él cumplirá su propósito en nuestras vidas y ¿cómo no lo haría si somos creación especial suya, hechos a Su Imagen y Semejanza?

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