domingo, 6 de mayo de 2018

Tu misión en la vida




Tu misión en la vida es amarte, amar al prójimo y amar al Dios.
Si abres tu corazón a Dios, Su fuerza te fortalecerá, tu cuerpo y tu sensibilidad estarán unidos a la fuerza de Dios.
Si no acoges a Dios mutilas tu ser, eres una persona incompleta, ya que la persona completa en el pensamiento de Dios, es la persona divinizada.
La persona sola y autosuficiente es inimaginable. Si quieres perfeccionarte, debes abrirte a Dios, que no conforme con la existencia que te ha dado, desea unirse al ser creado para transformarse en él.
Sólo la persona santa es un ser acabado, ya que se vació totalmente de sí misma para acoger en sí enteramente a Dios y entregarse a toda la humanidad.
Tu alcanzarás la madurez total cuando estés unid@ por el conocimiento y el amor al resto de las seres humanos, miembros del cuerpo de Cristo, del que tú también formas parte.
Debes adquirir conciencia de ti y reconocer tus límites, porque así, podrás acoger a los demás y enriquecerte con sus cualidades. Así habrás alcanzado tu plena madurez.
Si quieres vivir, debes amar a tu prójimo. Pasarás de la muerte a la vida cuando aceptes y ames a los demás.
Cuanto más ames, más vivirás, cuanto más te separes de los demás, más muert@ y alejad@ estarás también de Dios.
Cuando rechazas a los demás, rechazas a Dios y te destruyes interiormente.
Abrirte a Dios es abrirte a las personas.
Hallar a Dios es hallar a las personas.
Amar a Dios es Amar a toda la humanidad.
No puedes amar a Dios si no amas a los hermanos,
Y no amas a los hermanos, si toleras y permites su sufrimiento sin reaccionar.

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