sábado, 28 de septiembre de 2013

Meditando En El Camino

Era una vez un dragón que nunca había tenido una compañera, que anduvo errante por montañas y cuevas, vagando el y su interminable soledad.

Un día, un hada se acercó y se sentó en su nariz...

El dragón se sorprendió. Él la miró a los ojos y le preguntó:
- No temes que te intente comerte?
- No...Yo soy muy pequeña y no saciarías tu hambre... - contestó el hada.

- No tienes miedo que te encierre en una cárcel para siempre?
- No...Nosotras las hadas, podemos desaparecer cuando lo deseamos.

- Tienes miedo si voy amarte? Inquirió el dragón.
La hada, que no esperaba esa pregunta, se tomo unos minutos para responder adecuadamente:
- No...todo el mundo quiere un día amar y ser amado.

El dragón sintió un fuerte deseo de abrazarla, pero las uñas de sus garras clavarían el cuerpo de la pequeña hada...
Quería besarla, pero el fuego de su respiración quemaría sus alas.

Entonces el dragón tristemente lloró, y al abrir sus ojos vió que sus lágrimas habían ahogado a su amada.
La pequeña hada murió en sus brazos, pero antes de partir se oyó un último susurro, como un secreto:

- No es suficiente querer amar, debes ser capaz.

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