domingo, 22 de septiembre de 2013

Un regalo que perduro

Meditando En El Camino

La historia cuenta que, hace mucho tiempo, un hombre regañó a su hija pequeña de 5 años por desperdiciar todo un rollo de papel de regalo para envolver una caja.
La niña, a pesar de la llamada de atención, entregó la caja a su padre diciéndole:
"Esto es para ti, papi".
Él, sintió vergüenza de la reacción del día anterior y emocionado, abrió el regalo.
Pero al ver que en el interior de la caja no había nada, le dijo en tono molesto a su hija: "Señorita, cuando se hace un regalo siempre tiene que haber algo dentro".
La pequeña, medio llorando le dijo:
"Pero papi, no está vacía, la llené de besos para ti".
El padre, conmovido, abrazó a su hija y le pidió perdón.
Con el tiempo, la niña creció y se fue a vivir muy lejos. Su padre, cada vez que la echaba de menos, metía su mano en la caja y sacaba un beso imaginario.
Así se llenaba de todo el amor que le regaló su hija.

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