viernes, 25 de enero de 2013

Efecto mariposa

El poder positivo del efecto mariposa implica que cada uno es responsable del bienestar de todos, que la bondad individual repercute en los demás.
Somos partes de un todo y en nosotros la incertidumbre y la duda también están presentes. 

El “poder”, por el hecho de vivir en “sistemas abiertos”, radica en que estemos atentos a lo que sucede, que descubramos el momento feliz de intervenir, la pequeña causa que provocará un efecto mayor.
Con frecuencia, al pretender cambiar, o incluso mejorar, generamos ansiedad y forzamos el equilibrio creador, pudiendo provocar a veces un desastre mayor. 

No nos enfrentemos a la presión del poder con otro poder, no nos confrontemos con la confrontación, sino con un espíritu capaz de comprometer nuestra creatividad en cada momento.
Así ejerceremos la sutil influencia, aunque quizá no veamos siempre sus resultados, ni sepamos cómo hemos contribuido al cuidado y la mejora del conjunto del planeta.
Lo que parece imposible se hace posible por medio de pequeños gestos: reconocer un fallo, sonreír ante una ofensa, devolver bien por mal, etc. 

Son gestos que nos animan a una resistencia activa frente al mal, pero no oponiéndonos, sino intentando desarmar al adversario y lograr la reconciliación.
Lo más importante ahora y siempre es ser auténticos, verdaderos en sí mismos y ejercitar los valores de la comprensión, el respeto y la compasión.
Cultivar un corazón solidario para aprender a perdonar, acoger y aceptar al otro en su alteridad, para mantener habitable el mundo, un hogar para todos sin excepción.

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