miércoles, 23 de enero de 2013

Las mejores lecciones para la vida siempre nos las muestra, en mil y una formas y a cada instante, la Naturaleza.

Aprendamos, una vez más, del sol que nace y muere cada día. Que nos sirva de recordatorio para dejar morir al final de cada día, todo aquello que ya no sirve ni nos nutre. Los rencores son cargas innecesarias y dañinas para el que los lleva. ¡Aligera tu peso y suelta tus cargas!.

Observa los últimos minutos del día, mientras el sol se despide y, entrégale todos tus rencores, tus miedos, tus penas, tus juicios…para que se los lleve con él y los disuelva en su luz.

Respira…habrás creado espacio para lo nuevo. Energías renovadas, ligeras y dulces que brotarán mañana, en tu próximo amanecer.

Haz de esto un hábito y tu vida fluirá con mayor alegría y presencia.

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