miércoles, 23 de enero de 2013


“Quién ve a todos los seres en sí mismo y se ve a sí mismo en todos los seres, no odia a nadie”.

Todos somos capaces de lo mejor y de lo peor. No somos tan diferentes como creemos; todo lo contrario. Reconocer esta Verdad sin resistirnos a ella, nos da mayor libertad para elegir cómo actuar.

Creo que el ser humano es bueno por naturaleza, y que cuando piensa o actúa destructivamente, -cuando mata, se venga, odia, critica, manipula, menosprecia y un largo etcétera de todo aquello que percibimos como “dañino”-, no es desde su Ser que actúa sino desde algún grado de desconexión de Éste.
Cuanto más desconectado, mayor es el daño dirigido en la acción.

Por eso es importante la Compasión. Porque el que daña o desea mal a otros es a su vez víctima de sí mismo; de su propia desconexión e ignorancia de Quien realmente Es. Y todos pasamos por momentos de mayor o menor desconexión.

Así que nadie queda excluído, todos estamos en el mismo barco y a todos nos nutre la Compasión: esa comprensión más allá del juicio, de la condena.
No es intelectual. Procede del Corazón. Y nos inspira a caminar de vuelta a nuestra Esencia.

“No desees para los demás lo que no desees para ti mismo”; ésta es mi máxima preferida para vivir en Paz.
Y al contrario, desear el mismo bien que me desee a mí, a todos los demás. Quizás no siempre nos resulte sencillo pero es seguro el camino más hermoso a recorrer; el camino de los milagros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario