sábado, 22 de marzo de 2014

Apego y el deseo.



El apego es hijo del deseo y cortesano de la ignorancia. La mente es la que se apega al disfrute de los objetos de los sentidos, y las placenteras sensaciones que de ellos devienen.
Pero esto, no es más que la errónea percepción de la realidad que la mente experimenta a través de los sentidos.
Ella es presa del deseo, el tener, es posesiva, celosa y egoísta con lo que le produce satisfacción, placer, una falsa felicidad y al perder el objeto de sus deseos, al cual estaba apegada nada más que por ignorancia, padece terribles sufrimientos y se siente desdichada, porque no comprende que nada es para siempre, toda cambia y se transmuta, ya que la energía nunca deja de movilizarse y transformarse.
La mente quiere TENER…tener esto, aquello y lo otro, todo lo que le provoque una falsa satisfacción y seguridad!.

Entiendan esto: el ego-mente QUIERE, el espíritu AMA!
La mente quiere lo que necesita para su provecho y satisfacción, el espíritu en cambio ama libremente, da y se entrega sin esperar nada a cambio, él no tiene apegos, ya que sabe que la única experiencia real es ésa llama divina que hay en su esencia.
El espíritu no se apega ni a la vida, ni a la muerte, ya que sabe que son las distintas etapas que han de ser transitadas en el devenir de lo eterno para adquirir la sabiduría fruto de sus experiencias, y de esa forma comprenderse así mismo y desapegarse hasta de la existencia misma, para retornar en luz a su origen divino.

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