martes, 18 de diciembre de 2012


Cuanto más dinero tienes, más feliz eres, ¿no? Pues no.

Según en un documento publicado en una escuela de negocios importantes del mundo, ¿Con más dinero se puede comprar más felicidad?”), muestra que aun cuando los habitantes de los países ricos son algo más felices que los de los países pobres, en realidad no llegarán a alcanzar tanta felicidad como piensan.

Aunque ganen la lotería o reciban un cuantioso aumento de sueldo, se compararán con sus vecinos más ricos y se adaptarán enseguida a los coches caros y las vacaciones en destinos exóticos, lo que reducirá rápidamente su sensación de bienestar.

¿Existe un remedio? Los autores Manel Baucells y Rakesh K. Sarin animan al lector a centrarse más en bienes de primera necesidad, como la comida, dormir o la amistad, y no tanto en caros sustitutos materiales.

La alegría y/o la felicidad no dependen de lo que tienes sino de lo que eres. Dicen que lo que se necesita para conseguir la felicidad no es una vida cómoda sino un corazón enamorado, porque finalmente, seremos felices al ver a nuestra esposa, nuestra familia, o nuestra enamorada feliz.

La tristeza en muchas ocasiones está muy relacionada con el egoísmo, con la propia contemplación. Hay que procurar fomentar una manera de ser optimista, positiva, alegre, no una alegría subjetiva, falsa, pasajera, sino fruto de la entrega y el esfuerzo por darse a nuestros seres queridos. Las personas que aman piensan más en el otro que en el propio yo, darse al otro es una buena manera de estar alegre.

La felicidad es interior, no exterior; por lo tanto, no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos!!

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