martes, 17 de diciembre de 2013

Todo pensamiento, emoción o palabra produce una fuerte vibración en las células del cuerpo, dejando una profunda impresión en ellas.


El cuerpo está asociado íntimamente con la mente. Si hay dolor en un diente, en el estómago o en un oído, la mente se ve inmediatamente afectada, se agita y se perturba. Si hay depresión en la mente, el cuerpo tampoco puede funcionar de forma adecuada. La salud mental es tan importante como la salud física. Recuerda la célebre frase: Mens sana in corpore sano. De esta forma, los pensamientos afectan al cuerpo. Todo pensamiento, emoción o palabra produce una fuerte vibración en las células del cuerpo, dejando una profunda impresión en ellas. Si la mente está sana, el cuerpo mejorará incluso en el transcurso de una enfermedad.

Tu rostro refleja lo que hay en tu mente

Quienes mantengan el control sobre sus pensamientos poseerán un rostro calmado y sereno y unos ojos brillantes. Y es que cada cambio en el pensamiento produce una vibración en el cuerpo mental que, cuando es transmitida al cuerpo físico, genera actividad. Esta actividad produce muchos cambios eléctricos y químicos en las células del cuerpo. Por eso, las emociones como la pasión intensa, el odio, los celos, la ansiedad o la ira modifican literalmente la química de las células del cuerpo, pudiendo inducir trastornos en la salud física y mental. Debemos evitar enredarnos en ese tipo de pensamientos cargados de negatividad.
Es importante resaltar que uno tiende a transformarse en la imagen de aquello en lo que más piensa. Cuando la mente se centra en un pensamiento particular y permanece en él, se concentra una vibración y, a menudo, cuanto más se produce esta vibración, más tiende a repetirse hasta hacerse un hábito y producirse de modo automático. El cuerpo sigue a la mente y la imita reflejando cualquiera de sus cambios.

Superar el entorno

Todos sabemos que muchos de los más grandes hombres de la historia han nacido en circunstancias adversas. Uno puede cambiar su entorno con una aplicación adecuada del poder del pensamiento, con paciencia, perseverancia, honestidad, integridad, sinceridad en el propósito, una voluntad férrea y una firme determinación.
No hay que perder ninguna oportunidad de superación que la vida no nos ofrezca. Se puede sacar provecho de todas las ocasiones. Toda oportunidad puede estar encaminada al desarrollo y a la perfección.
En ocasiones se estará ante situaciones en las que nos veremos forzados a mostrar coraje y una mayor presencia de ánimo. Las personas que han conseguido vencer importantes dificultades para triunfar en este mundo han tenido que sacar el mayor provecho de todas las oportunidades con las que se han encontrado, aunque en un principio no viesen claro su significado. En su propia debilidad aparente residía su fortaleza.
Por lo tanto, es necesario que crees tus propias circunstancias y tu mundo mental. Intenta crecer o evolucionar aunque te encuentren en un entorno adverso. El ser humano no es solamente producto del entorno o de las circunstancias, porque todo se puede modificar por medio de los pensamientos.

Capacidad para cambiar el destino

El ser humano siembra un pensamiento y recoge una acción, siembra una acción y recoge un hábito, siembra un hábito y recoge un carácter, y siembra un carácter y obtiene su destino.
Construimos nuestro destino a través de los pensamientos que anteceden a las acciones. Por eso podemos cambiarlo, ya que tenemos la capacidad de conseguir ser los dueños de nuestros pensamientos. No tengas ninguna duda sobre esto: con el pensamiento que antecede a un proceder adecuado, unido a un estado de ánimo fuerte, todos podemos convertirnos en dueños de nuestro destino.
Creer que todo está predestinado no es más que fatalismo. Tal actitud producirá inercia y estancamiento. Sin embargo, todos los seres humanos construimos el destino propio desde el interior, a través de nuestros pensamientos y acciones, desde una voluntad libre para elegir.

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